Yo te halago, tú agradécemelo | #Columna #Ociociudades por Alejandro Ipatzi Pérez By #AIGCcTlx
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Yo te halago, tú agradécemelo | #Columna #Ociociudades por Alejandro Ipatzi Pérez By #AIGCcTlx



Yo te halago, tú agradécemelo | Una amiga extranjera me preguntaba el otro día por chat, qué me parecía este piropo dirigido a ella durante su estancia en México: “Qué chula eres cabrona”. A ella le había parecido ligeramente ofensivo, aunque se cuidó de reaccionar, ante su imposibilidad de contextualizar aquellas palabras en su menor entendimiento de la circunstancia mexicana.


Entonces me puse a pensar en cuántas auténticas misoginidades usamos para referirnos, supuestamente aduladores, a las mujeres. Nuestra cultura popular está verdaderamente saturada de ejemplos. La música popular, tan proclive a limitar su temática a asuntos del amor, abunda hasta el hartazgo en referencias al cuerpo de una mujer, a su forma de matar lentamente al hombre, tanto física como espiritual, y finalmente a exaltarlas con frases que, si las mismas mujeres que se emocionan hasta el alarido con el bardo de marras, analizaran, más que aplausos le darían bofetadas.

Por ejemplo esto:

“Por mujeres como tú,

hay hombres como yo,

que se pueden morir en el alcohol,

por una decepción”.


Caray, así que una mujer como tú sólo puede generar alcohólicos. Bonito halago.

O esta otra:


“Mátalas,

con una sobredosis de ternura,

asfíxialas con besos y dulzuras (…)

que no hay una mujer en este mundo

que pueda resistirse a los detalles”.


Es decir, trátalas como a menores de edad, abrúmalas de moneniques que así nunca dirán un digno no. Y ahí andan por el mundo auténticos mamarrachos seduciendo incautas con flores, frases impresas, chocolates, sólo para conseguir sus favores sexuales y luego botarlas.


Y las muy abundantes canciones donde el aullante afirma, desde su perspectiva, que nadie las amará como él; anulando el criterio de la misma mujer, que si decidió dejar esa relación es porque el amor del sujeto sencillamente no cumplía sus expectativas.


Lo que más me sorprende al comentar este tipo de cosas, es que quien más salta en defensa del guapo y su canción sea una mujer. No quiero generalizar, pero me intriga la cantidad de mujeres que con tremenda dignidad hace chistes contra los hombres, exalta su merecido y bien ganado sitio en una sociedad con más equidad de género; fuma, bebe, malhabla y se ufana de hacerlo, para inmediatamente agradecer, mediante la compra de discos y posters y asistencia a los escenarios, esa forma machista de rendir culto, no a la mujer en su totalidad, sino sólo a su sempiterna dependencia del criterio masculino. O sea, es al hombre al que le corresponde decidir si la mujer está buena, si la mujer vale la pena, si es una privilegiada por haber sido usada por él. Ya que por otra parte, también existen joyitas de este tipo:

“Castígame, me equivoqué, castígame

castígame, seré una niña buena”.


Regresando al punto de mi amiga, acabé por aceptar que aún existe esa forma solapada de disminución de la mujer mediante esa misógina forma de adulación. Hombres acostumbrados a ver en la mujer una cosa que por el simple hecho de ser mirada por ellos, ya debería estar agradecida. Y luego, si exalto tu belleza, será a despecho de tu condición de mujer. “Qué chula eres cabrona” equivale a decirle: eres un ser indigno, pero, aun así, bonito. Por Alejandro Ipatzi Pérez By #AgenciaInformativaGraphosCcTlx

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