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#GraphosCc #Tlx #Noticias #BarradeOpinión #ColumnistaInvitado | La luz de Ocotlán. Por Homero Meneses Hernández by #AIGCcTlx


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*Soy un hombre de Fe*, pero poco religioso. Fui educado en la iglesia metodista; tanto mi familia materna como paterna comparten ese credo. Crecí en esa tradición, con sus himnos y su sencillez, con una idea de Dios muy cercana a la conciencia y al deber. Sin embargo, la vida me ha permitido también convivir con otras formas de Fe. Me casé por la iglesia católica, mi hija mayor fue bautizada en el Camerín de la Virgen de Ocotlán por el padre Ranulfo Rojas Bretón —hoy vocero de la Iglesia católica en Tlaxcala— y mi segundo hijo fue bautizado por el querido padre Zamorita, quien incluso vivió una temporada en la casa de mis abuelos paternos, a pesar de que ellos no eran católicos. Esa amistad se prolongó durante años, hasta el fallecimiento de mis abuelos y después con mis tíos, hasta la partida del entrañable Zamorita.


*El tema es que me impone la Fe de la gente y sus símbolos*. En agosto pasado visité a las bordadoras de la Virgen de la Caridad en Huamantla, y me conmovió su devoción, pues cada puntada era un acto de amor, una oración que se tejía en silencio. Y este 22 de octubre, estuve en el encendido de la iluminación de la Basílica de Ocotlán, acompañando a la gobernadora. Pero más allá de la belleza de la obra, quiero referirme a las palabras del obispo de la diócesis de Tlaxcala, *monseñor Julio César Salcedo Aquino*. Su mensaje fue luminoso, en todos los sentidos. Hizo una analogía sobre el significado de la luz en la Iglesia, explicó que cuando alguien enciende una veladora, no lo hace para ver mejor, sino para representar la divinidad misma. Recordó el pasaje del Génesis donde “Dios dijo: hágase la luz”, y también aquel del Apocalipsis que anuncia que un día la luz no vendrá del sol ni de la luna, sino del propio Dios.


Más allá de las creencias, sus palabras me conmovieron por su profundo sentido. Me sentí contento, sereno, conmovido por ese instante en el que la Fe y la comunidad se encuentran bajo una misma claridad.


*Como dijera Ignacio Ramírez el Nigromante, “yo me hinco donde se hinca el pueblo”*. Y en las palabras de hoy, podría decir que *apuesto por todo aquello que le dé dignidad a lo humano*. La iluminación de la Basílica de Ocotlán es mucho más que una obra arquitectónica o turística, se trata de un acto de Fe, una expresión colectiva que trasciende el credo y se instala en el corazón de los tlaxcaltecas. Porque en la luz que ahora envuelve ese templo, también se refleja la esperanza de un pueblo que cree, que crea y que camina hacia el bien. Por Homero Meneses Hernández by #AgenciaInformativaGraphosCcTlx

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