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#GraphosCc #Tlx #Noticias #BarradeOpinión #Columna #Xel | Por una historia de la vida cotidiana de la ciudad de Tlaxcala. Por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez by #AIGCcTlx


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#GraphosCc #Tlx #Noticias #BarradeOpinión #Columna #Xel | Por una historia de la vida cotidiana de la ciudad de Tlaxcala

• Los festejos de la independencia en la ciudad de Tlaxcala en 1853.


Las festividades cívicas son parte importante de la vida cotidiana tanto de la ciudad como de las comunidades del estado de Tlaxcala, estas se fueron transformando a través del tiempo, sin duda, una de las más importantes es la celebración de nuestra Independencia, una de las más vistosas realizadas en Tlaxcala capital, se llevó a cabo en 1853, durante el gobierno del jefe político Juan Ramón de Betancourt y Aguilar, en el registro de este suceso, el lector encontrara datos que cambiaran las perspectivas políticas que se tienen de los tlaxcaltecas y de los habitantes de la ciudad.


En 1853 las celebraciones de las fiestas patrias fueron organizadas por la Junta Patriótica, el jefe político y se realizaron el 11, 16 y 27 de septiembre, para llevar a cabo los festejos, los integrantes de la junta patriótica Miguel Perea, Agustín de Castro y Manuel Victoria Castro recaudaron fondos entre los hacendados de las poblaciones de Huamantla, Santa Ana Chiautempan y Santiago Tetla. Los festejos iniciaron el 10 de septiembre a las ocho de la noche con repique  de campanas en las iglesias de la ciudad, cohetes, cámaras, iluminación general y serenatas de ciudadanos de los pueblos de Apetatitlán y Chiautempan, la algarabía ceso a las 11 de la noche, cuando la multitud se retiró a sus hogares, no sin antes tocar dianas, no a los héroes de la Independencia, sino a Antonio López de Santa Anna,  en esta ocasión los músicos portaban uniformes de lujo, sufragados por ellos; al amanecer del día 11 de septiembre se inició el repique de campanas y salvas de cohetes, en los cuarteles se enarboló la Bandera en Palacio, oficinas “ y demás casas públicas, cuyo pabellón se construyó por disposición del gobierno político que había notado su falta.”, es decir, el gobierno de Tlaxcala no tenía una Bandera para estas festividades.


A las once de la mañana se reunieron todas las autoridades de la ciudad, empleados y ciudadanos  en la Sala Capitular del Ayuntamiento para iniciar el desfile, “cuya marcha abrían cinco bastidores del escuadrón de lanceros del territorio” y se dirigieron a la iglesia de San José, donde se cantó un Te Deum y al finalizar se realizaron descargas de fusil por la infantería, al término de la misa, la comitiva desfilo por la ciudad y termino la marcha “en el templete que formado con elegancia se hallaba en el centro de la hermosa y amplia plaza mayor” donde José Miguel de Lira y Ortega  pronuncio un discurso  exaltando las hazañas del Benemérito de la Patria, Antonio López de Santa Anna, luego la comitiva regresó al Palacio para felicitar al general José Ramón Betancourt y Aguilar. En las bases del templete, estaba impreso el siguiente verso:


Años cumple que en riesgo inminente

la alma patria en Tampico se viera

y sin duda España volviera

A sufrir el dominio fatal


Si el ilustre patriota, el valiente

que hoy por dicho, gobierno al estado

A la hueste invasora, indignado

no lanzara del suelo nacional


Tlaxcaltecas el himno de gloria

a Santa Anna y sus bravos contemos

pues si suerte y libres nos vemos

a si aliento  este bien se debió

¡Salve, salve! Su grata memoria

que sea eterna, la patria reclama

cómo premio  debido a la llama

del amor, que por ello sintió. (Las fiestas nacionales en Tlaxcala. Año de 1853, obsequio que dedica la Junta Patriótica y al vecindario de la capital y de todo el partido político de Tlaxcala, el jefe superior político y comandante principal del territorio general Juan Ramón de Betancourt y Aguilar, Puebla, imprenta de Atenogenes Castillero, calle de la Compañía No 13, 1853.)


En el Palacio de gobierno, las autoridades brindaron en honor de Santa Anna, el banquete duro hasta las nueve de la noche, mientras en la plaza la gente se divertía.  “Con motivo de las diversiones de circo y maroma que se dieron al público,” ya en la noche, se alumbro la plaza principal, que lucía muy galana “llamando la atención sobre todo los edificios  del cuadro de dicha plaza, el del palacio de gobierno por el adorno  de su fachada  que fue a la vez sencillo, muy vistosos y decente,” en la fachada del Palacio se colocó un retrato de Antonio López de Santa Anna, coronado con un doble laurel por el triunfo realizado sobre Barradas, tenía el lema Independencia y patriotismo  y la inscripción:


Honor y gloria al ilustre vencedor de Tampico, al que en el memorable 11 de septiembre de 1820, afianzo y consolidó la independencia de la patria  que después supo conservar al caudillo de la nación, al denonado general Antonio López de Santa Anna.


La festividad termino a las once de la noche, al día siguiente, 15 de septiembre  a las 10 de la noche, en la Plaza de Armas se reunieron el jefe político, la junta patriótica, el ayuntamiento de la ciudad, empleados, ciudadanos y en el templete el cura de Yauhquemehcan José María Cabreras, pronuncio el  Grito de Independencia, pues el jefe político escogió “para orador un eclesiástico respetable por su edad, por su saber y virtudes y porque además es algo parecido a los retratos que han quedado del padre de nuestra independencia.”, luego el jefe político pronuncio su discurso y en ese momento, se ilumino el templete, la plaza y los edificios  del centro, lo que provocó la algarabía de los asistentes, se tocaron las campanas de los templos y dianas por los músicos y se quemaron fuegos artificiales.


En la plaza se encontraba un carro alegórico, en el cual iban dos niños “representando a la América y a la celebre Teutila y cuatro niños representando a los ilustres senadores tlaxcaltecas , Xicohténcatl, padre e hijo, Tlahuexolotzin y Zitlalpopocatzin”, el carro entre vivas y aclamaciones se dirijo a la casa del juez de primera instancia, José María Soto  y después  regresó a la plaza, acompañado por la Junta Patriótica que llevaba el pendón de la Independencia al Palacio municipal, es interesante señalar que el señor de Ocotelulco, Maxixcatzin no figuro entre los señores tlaxcaltecas representados por los niños, cuando llego la comisión a Palacio, el jefe político coloco en el lado derecho del dosel el estandarte y se concluyo las celebraciones con el paseo del carro y banda de música por las principales calles, en tanto, el pueblo arrojaba cohetes y vitoreaba a los héroes de la independencia.


Al amanecer del día 16 de septiembre las dianas, cohetes, cámaras y repiques, continuaron en la ciudad y la Bandera “ondeaba en el Palacio”, a las 9 de la mañana el jefe político, la junta patriótica, las autoridades de la ciudad, los sacerdotes, la banda de música y la tropa de guarnición  se dirigieron a la parroquia de San José donde escucharon misa y cantaron un Te Deum “en acción de gracias a Dios de los ejércitos por la libertad de la Patria”. Al término de la misa, el carro alegórico recorrió de nuevo las calles y se paró frente al templete, donde el ciudadano Manuel Cuellar pronuncio un discurso y el niño que representaba a Xicohténcatl, recitó una poesía dedicada a Miguel Hidalgo, los festejos terminaron con vítores ahora si a Hidalgo.



Al medio día la Junta Patriótica proporcionó un banquete a los presos de la cárcel, en el zócalo, ya en la tarde hubo función de circo y maromas, se echaron globos al aire y en la noche se ilumino la ciudad y hubo quema de fuegos pirotécnicos y serenata por las bandas de música, colocadas en el templete y bajos del Palacio desde las ocho hasta las once de la noche. El 27 de septiembre se pronunciaron poesías en el templete, se realizó misa en la parroquia y de nuevo salió el carro alegórico a recorrer las calles, el orador fue el licenciado José Manuel Saldaña: “En el mismo día  se dio la guarnición el prest doble que le acordó la Junta patriótica, la cual quiso manifestar con ese acto la gratitud de los tlaxcaltecas al ejercito trigarante,” y se realizó un baile en honor al jefe político en la Sala Capitular, que finalizo a las cuatro de la mañana.


El día 28 de septiembre, se doblaron las campanas de las iglesias  y la bandera se colocó a media asta, las cortinas del Palacio estaba guarnecidas de negro, como señal de luto por los mexicanos que murieron por la independencia,  luego a las 10 de la mañana se realizó una misa para dar las gracias a Dios por la independencia del país, la comitiva “ vestido de luto, entristecida con paso lento y acompañado de músicos que a la sardina tocaba piezas bien patéticas, se dirigió al mismo templo donde se hicieron con toda suntuosidad las fúnebres exequias  decretadas en honra y para sufragios de las almas de las mismas mencionadas víctimas.”


El padre que pronunció el sermón fue Ignacio Ruiz cura de Xaltocan y en la cortina de luto del Palacio  se colocó el lema Honor y Gloria al valor y al patriotismo, junto con y la figura de la fama “en actitud de detener su vuelo y de arrojar sobre ello, algunas coronas de laurel y palma, la misma inscripción tenia por la parte de abajo y por sus costados un ramo de laurel y otros de encino enlozado por sus extremos,” y finalizaron la festividades con un banquete que ofreció el jefe político a los funcionarios empleados y vecinos de la ciudad. Por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez by #AgenciaInformativaGraphosCcTlx 


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