Entre las esteras de caña | #Columna por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez by #AIGCcTlx
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Entre las esteras de caña | #Columna por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez by #AIGCcTlx



Entre las esteras de caña | ¡Muy buenos días amigos!. Es un gusto comentarles que a partir de esta fecha, aparecerá semanalmente una nueva columna que tiene como objetivo difundir efemérides, fuentes documentales, relatos orales y libros que sean importantes para conocer la historia de la vida cotidiana, religiosa, económica, política y cultural de municipio de Apetatitlán; a diferencia de la columna Ehecatl, que está dedicada a presentar textos sobre la Revolución mexicana, estano está restringida aún solo periodo o temática.


El acervo histórico del municipio se encuentra resguardado en diversos archivos: Archivo Histórico del Estado de Tlaxcala, el archivo municipal de Apetatitlán, el de los tenientes de curas o fiscales de las poblaciones de Tlatempan, Belén Atzitzimitlan, San Matías Tepetomatitlán y Tecolotla, y por supuesto en el archivo de la parroquia.


El archivo del municipio consta de 69 cajas AGN 12 que comprende los años de 1811 a 1999, y fue ordenado cronológicamente en 2004 por la Asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C. (ADABI)[1], está integrado por las siguientes secciones: Presidencia, Tesorería, Justicia, Registro civil, sin embargo, todavía se tiene que clasificar por series y elaborar fichas catalográficas de los expedientes.


El cronista debe empaparse de la metodología propia del historiador, del antropólogo y del sociólogo para fundamentar sus investigaciones, en primer lugar, por atención al lector y porque el rigor científico así lo exige, tiene que proporcionar sus fuentes y no extrapolar datos o inventarlos, si queremos dignificar un oficio que ha sido criticado por la falta de su rigurosidad metodológica, debemos entonces empezar por citar las fuentes, evitar los plagios y las interpretaciones subjetivas de un hecho histórico.


A continuación, presentamos una serie de datos que fueron recopilados de las crónicas del siglo XVII, esto no significa caer en una visión positivista de la historia, pues está es más que una serie de datos y fechas, más bien lo que se pretende es brindar al lector interesado en la historia del municipio, información que les motive a seguir indagando sobre nuestro pasado.


De acuerdo a la investigación de Lilia Isabel López Ferman, Apetatitlán durante la época prehispánica era un barrio del pueblo de Tlacaxalloc, este último pertenecía al señorío de Tizatlán y durante los primeros años del periodo colonial a Tlacaxalloc se le asignó como patrón a San Bartolomé.[2]


Debido a las constantes epidemias que ocurrieron en la provincia en el siglo XVI, muchos pueblos desaparecieron, como fueron San Bartolomé Tlaxcalloc y el barrio de Xilotepec; en este caso solo Apetlatitlán sobrevivió y entorno a este núcleo se aglutinaron los barrios de Tecolotla, Tlatempan y Aculco; en el aspecto religioso San Pablo fue sujeto de la doctrina de los frailes franciscanos de Santa Ana Chiautempan, quienes establecieron una iglesia de visita, es decir una pequeña ermita dedicada al apóstol San Pablo hacia 1589, luego en el siglo XVIII se construyó el templo de Jesús Nazareno el cual fue consagrado en domingo 16 de febrero de 1766 y en ese año fue designado parroquia.[3]


A finales del siglo XVII de acuerdo al manuscrito de Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, el tianguis se estableció en San Pablo, justo el día en que se consagró el templo de Jesús Nazareno, el dato consignado por Buenaventura y Zapata es importante porque señala que el día del mercado era el miércoles y que los primeros vendedores fueron panaderos, hijos del propio cronista Juan Buenaventura [4]:


“Ahora domingo 16 de febrero del año de 1766 se consagró el templo de Jesús Nazareno en San Pablo Apetatitlan. Se hicieron muchas cosas, hubo palo volador [moquiahuila]. De aquí fueron los tres curas el lunes; el martes hubo corrida de toros[tlaminohuac] y el miércoles por primera vez hubo mercado, solo se pusieron unas cuantas personas, mi hijos Juan Gabriel y Juan Cristóbal llevaron su pan, nada mas ellos. A los ocho días ya muchas personas vendieron, a los ocho días fue día de ceniza. El curo de Santa Ana Chiautempan llamado Mateo de Rivera, fue el que invito y el que con su mano bendijo el templo de Jesús Nazareno.

[Margen derecho: entonces se bendijo el templo de Jesús Nazareno en San Pablo][5]


En este punto es necesario señalar que en el archivo municipal no tiene documentos del periodo del virreinato, quien esté interesado en este periodo debe recurrir al Archivo Histórico del Estado de Tlaxcala, al archivo parroquial y a los archivos de los tenientes de curas de las comunidades que integran el municipio. En la siguiente entrega presentaremos unas pequeñas capsulas con información de los años 1820-1830.

[1] Inventario del Archivo Municipal Apetatitlán de Antonio Carvajal, Tlaxcala, Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C.,(ADABI) Coordinador Rubén Antelmo Pliego Bernal, México, 2004. [2] Lilia Isabel López Ferman. La vida social y religiosa en San Pablo Apetatitlán. Siglos XVIII y XIX. México, Conaculta, Instituto Tlaxcalteca de la Cultura.2004 [3] Ibídem p 77 [4] Juan Buenaventura Zapata y Mendoza. Historia Cronológica de la Noble Ciudad de Tlaxcala. Transcripción paleográfica, traducción, presentación y notas de Luis Reyes García y Andrea MARTINEZ Baracs, México, UAT, CIESAS, 1995, P 543. [5] Ibídem Por Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez

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