Apatía: la suma de la ignorancia elegida y la incredulidad | #RevolucionariaSocial LiLiana Becerril
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Apatía: la suma de la ignorancia elegida y la incredulidad | #RevolucionariaSocial LiLiana Becerril




Apatía: la suma de la ignorancia elegida y la incredulidad | Vivimos lo que elegimos. Es una sentencia definitiva que se refiere a que, si bien hay hechos que vienen a nuestra vida como consecuencias colaterales de actos que cometen terceras personas, de las cuales no tenemos control, sí somos responsables de la forma en que actuamos frente a tales hechos. Tenemos más de una opción para elegir y entre ellas figura no elegir. Optar por ella manifiesta la determinación de no tomar responsabilidad ante lo que acontece en el entorno, a ser parte pasiva de la situación y vestirse, cómodamente, de víctima.


En la vida social y política que nos incumbe a todos los integrantes de una comunidad, con frecuencia debemos encarar situaciones críticas que son el resultado de decisiones tomadas por personas a quienes les otorgamos atribuciones para hacerlo al colocarlos en puestos relevantes en la política, la economía y la cultura, entre otros campos relevantes de acción. Mas no acompañamos su toma de decisiones con la responsabilidad que supone el hecho de elegirlos para llevar esa responsabilidad, permitiendo que sus acciones favorezcan más a intereses particulares y partidistas, que al interés legítimo de la sociedad.


Pareciera que buscamos intérpretes de la realidad que vemos, pero que no queremos entender para no involucrarnos. Así hacemos de los medios de comunicación, que suelen ofrecernos una descripción del panorama desde la postura ideológica y política en la que se sustentan, nuestra única forma de percibir al mundo y los tomamos como la única versión a la cual debemos remitirnos, contribuyendo a la trivialización de los hechos trascendentales que en verdad podrían afectar de forma irreversible nuestra vida, tanto en lo individual como en lo colectivo, y preferimos diluir la realidad a través de discursos superficiales, que minimizan el impacto y nos dibujan un panorama inexistente… hasta que la realidad nos alcance sin que hayamos tomado acciones para neutralizar los daños.


Somos apáticos como sociedad porque tenemos la responsabilidad de crear y dar forma a nuestro propio entorno, pero involucrarnos y ser parte activa de la situación supone dejar el cómodo sofá de las quejas para asumir que los problemas que nos aquejan como la corrupción, la pobreza, la educación, la inseguridad y la falta de oportunidades existen porque lo permitimos y para resolverlos es indispensable atrevernos a ver la realidad con nuestros propios ojos, a mirar la realidad que nos describen los medios de comunicación con un sentido crítico tomando como referencia lo que vemos y sabemos de primera mano, es decir, siendo entes activos en la construcción de nuestra propia realidad.


Somos copartícipes de la construcción de las condiciones sociopolíticas, económicas y culturales en que vivimos; no estamos en un estado de indefensión porque existen los mecanismos legales y jurídicos que nos revisten del poder para dar forma a la dinámica social en que vivimos. Solo asumiendo con responsabilidad, madurez y proactividad nuestro papel podremos hacer de nuestra comunidad, de nuestro estado y de nuestro país el lugar en el que sea posible vivir a plenitud, tener un desarrollo integral y definir el rumbo real al que queremos y merecemos llegar.


La empatía vence a la apatía, pero es una decisión de vida que nos incita a crecer, a madurar y actuar. El desafío está planteado; nosotros decidimos aceptarlo o trivializarlo y pretender que no es trascendental. Somos el factor determinante que da lugar a la remisión espontánea que brinda una nueva oportunidad de vivir sanamente, como personas y como sociedad.

Finalmente quiero desearles un 2022 lleno de éxito, salud y logros en sus vidas. #Columna#RevolucionariaSocial por Liliana Becerril Rojas

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